Monday, April 2, 2012

Receta para el alma


¿Qué título tan trillado, verdad? A veces me es difícil llegar al punto que quiero sin caer en lugares comunes, pero ¿saben qué?; no importa porque a la final este es mi blog. Por mucho que he intentado actualizarlo una vez por semanas, las Lolaventuras se resisten y por más que me torturo pensando que mucho tiene que ver la flojera mía, me he dado cuenta que ¿cómo puedo narrar un episodio que no ha sucedido? Hasta que el otro día llegó a mis manos una maravillosa película llamada ANONYMUS basada en lo que se conoce como la teoría oxforiana, donde –por un millar de pruebas que no voy estar explicando aquí, googleenlo- se llega a la conclusión de que realmente Shakespeare no fue más que una mascarada de un autor que por razones políticas y sociales no podía hacer teatro. Pero más allá de que esto sea cierto o no, en un momento de la película hubo un instante maravilloso donde la esposa del protagonista –que considera que escribir es un pecado que clama ante los ojos de Dios- le reclama: “ ¿por qué tienes que hacerlo?, ¿por qué tienes que seguir humillándome?” y el protagonista responde: “!Por las voces de mi cabeza, las hadas, los faunos, las princesas, los corsarios y todos los personajes que habitan dentro de mi y hablan y sólo cuando los escribo y hago que su voz tome cuerpo y sentido, me dejan tranquilo, me dejan descansar. Tengo que escribir o me volvería loco!”
Cuándo escuche eso, sentí un friiito corriéndome por la espalda. A mi me pasa eso, yo tengo personajes que debo dejar salir. Yo tengo historias creadas con seres que me susurran al oído, qué quieren decirle al ser amado. Hay noches que para dormirme, yo misma me cuento un cuento. Y me puse a pensar ¿que sería de mi vida si no pudiera escribir? En verdad, creo que sería muy duro. Por asombroso que les parezca mi único maestro no ha sido mi padre, debo contarles que mi hermano Julio ha sido otro gran maestro en mi camino de la escritura. Normalmente me insulta si cometo errores (cómo debe ser, es mi hermano), me regaña, me chincha y me vuelve loca, pero me enseña su oficio, nuestro oficio y eso ha sido un ejercicio interesante, porque aunque en la vida cotidiana y real yo soy su hermana mayor, en ciertos momento paso a ser su hermana pequeña y eso me gusta. Así que escribo, aunque sea de cosas que me suceden y como yo las veo, mal o bien, pero escribo.
Volviendo al tema, hoy quiero contarles un episodio muy hermoso que viví ayer. Ayer era domingo de Ramos y mi prima Gaby me llamó para que fuera junto con su esposo a Camila’s House a hacer una cena para los homeless (personas que no tienen hogar). Me puse mi camiseta más viejita y mi pantalón más roñío, me hice una cola en el pelo y me fui con la idea de que yo –toda linda y fashion- iba a gastar una hora de mi tiempo, para servirle comida a esta pobre gente. Cuando llegué, a las 2 de la tarde,  me pusieron un delantal plástico, unos guantes, un gorro y me metieron en una cocina calurosa e infernal y pusieron delante de mi algo como 50 kilos de chupeticas de pollo que debíamos, lavar, marinar en limón, empanizar y freír… ¡chúpate esa mandarina!
La persona que estaba llevando la voz de mando allí nos dijo que serviríamos la comida a las 7:30 pm… ¿¡Queeeeeee!? ¿¡y mi domingo!?...¿¡y mi cama queen, mi netflix,  mi aire acondicionado y televisor de 32” LED y mi blueray!? ¿¡5 horas en este infierno friendo pollo!?... Y aunque ustedes crean que yo exagero no lo hago, así lo pensé. Sentí un enorme fastidio al saber que iba a perder un domingo en mi vida perfecta para tener que darle de comer a alguien que no tiene casa… ¡qué aburrido!
Como ya estaba allí empecé a hacer lo qué tenía que hacer sin darle más cabeza, ya me había metido en ese paquete, así que plomo… Tenía además a un negrito haitiano (¡ups sorry un afodescendiente haitiano!... digo, pa’ que no me caiga CONATEL) que me tenía hecha la vida un yogourt, porque él, que jamás ha preparado ni un vaso de agua, decidió autoproclamarse el jefe de los cocineros del pollo frito… ¡salió mi numero! (creo que por eso me acordé también de Julio, porque es igualito, mi hermano no cocina nada pero se mete en mi cocina a dirigirme…)
Cómo es de suponerse el afrodescendiente comenzó a joder o para ser más específica a joderme. Que si así no se lava, que si así no se marina, que si así no se empaniza, que si así no se fríe. (Sácamelo). Por supuesto, todos los que trabajamos haciendo el pollo empezamos a verlo con ojos de odio, porque además mandaba sentado, o sea jodía pero no hacía nada.
Llegó un punto en que me cargaba loca y me preguntó algo en inglés y yo le respondí a lo que él me dijo: “no te entendí nada de lo que me dijiste, tienes mucho acento, hablas muy mal inglés”. Cómo supondrán quería mandarlo largo pero muy largo…. Pero no lo hice. Tenía como 14 millones de argumentos como para insultarlo y alejarlo de mi en un minuto, pero me detuve y recordé algo que aprendí de mis clases de liderazgo espiritual: “todo lo que te sucede es porque tú lo generas”
¿Cómo no voy a tener a alguien ladillándome si yo estoy ladilladisima?  ¿Cómo no voy a tener a alguien pretendiendo que sabe lo que no sabe, si yo pretendo ser una buena samaritana y estoy aquí pensado en mi domingo desperdiciado? Y obviamente tuve una epifanía. ¿Para qué fui? ¿Qué clase de trabajo sin sacrificio yo quiero hacer para alabar a qué Dios?... porque si es el Dios en el que yo creo… me estaba mandando una metida de pata descomunal, porque él puede ver mi corazón y sabía que estaba allí montando el show… Y automáticamente, me avergoncé, cerré mi bocota y agarre mis 50 kilos de pollo, le di la espalda al afrodescendiente ladilla y me puse a trabajar y a dar lo mejor de mi. Canté, jodí, me llené de harina hasta el cogote y en total logramos entre todos –incluido el afrodescendiente chinche- freír los 50 kilos de pollo.
Llego la hora de servir la cena y vi a un montón de viejitos solos, mujeres con sus hijos, hombres que han perdido su norte, sentarse a esperar que yo, que lo tengo absolutamente todo y más, le sirviera una bandeja con pollo, ensalada, maíz, pan, macarrone & cheese y ensalada de frutas. Con cada bandeja que servía me pagaban con un verdadero gracias, con una sonrisa, con una mirada de que soy alguien que Dios mandó. Y mi corazón se llenó del gozo divino y comprendí que había sido un gran domingo, que no estaba cansada, que me importaba un carajo oler a fritanga y que los primeros domingo de cada mes lo iba a hacer como una obligación, como una manera de retribuirle a la vida, todo lo que en abundancia Dios me ha dado y comprendí que al afrodescendiente Dios lo puso en mi camino con un propósito. Así que a “mi negro” mucho le agradezco su colaboración.

Las Lolaventuras
Miami
Marzo, 2012

6 comments:

  1. maravilloso domingo lola de verdad que el título es verídico no importa cuántas veces lo repitan, un beso grande no dejes de escribir nuncaaaa love you

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  2. Esto es lo mejor que he leìdo en las Lolaventuras. Maravilloso prima!

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  3. Que hermoso corazon el que te gastas, con razon fuiste escogida para esa gran misión, no muchos se merecen ese privilegio de cocinar para gente tan exclusiva, por eso es que te has ganado el cielo. Te admiro y te quiero mucho, Dios te bendiga.

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  4. Mijita querida, sea o no sea cliché el título, tu historia no deja de ser menos cierta. Gracias, querida Lola por compartir esos pequeños grandes eventos que colman tu vida y hace las nuestras más ricas. TQM

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  5. hermana... van varias veces q me "aguas el guarapo" y eso no se le hace a alguien q tiene "corazon de piedra" como yo! jejeje... sin palabras, solo los ojos y el corazon "aguaiiitos" .
    P.D: pasame el link para reenviarselo a mi amiga que ama leer tus lolaventuras

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  6. ...."recordé algo que aprendí de mis clases de liderazgo espiritual: “todo lo que te sucede es porque tú lo generas”.......

    esta tu frase lo resume todo......................interesante Lolaventuras gracias por compartirla con nosotros, un abrazo
    Belinda

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